Las series crean falsas expectativas
- Liz E. Gutiérrez || Alba Quintana
- 3 jul 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 20 jul 2020

Las series policiacas han acercado la figura del forense a la sociedad. “Pocos médicos estudian medicina pensando hacerse médicos forenses”, declara Pedro Galiana, médico forense que oposita por una plaza en el IMLyCF de Santa Cruz de Tenerife. Así, las series han servido de expositor para esta disciplina. Javier Holgado, creador de series como Los misterios de Laura y guionista de En la mente del asesino, Acusados o Círculo rojo, cuenta que para la realización de estas piezas buscó en internet acerca de los venenos que menciona en sus obras. Para detalles muy concretos dice que la documentalista de la productora se pone en contacto con médicos forenses.
Por su parte, Gemma Soriano, guionista y directora de documentales, para informarse iba a las brigadas de policía de Barcelona y se llevaba muestras de materiales reales para que el departamento artístico de TVE lo reprodujese. Sin embargo, una de las licencias que se tomó fue cambiar el tipo de recipiente que se usa para recoger pruebas para que estas se puedan ver. “Normalmente se guardan en bolsas de papel porque se conserva mejor que en el plástico para que, luego, no se deteriore el posible ADN”, explica la guionista.
Contar las historias con datos reales supone un desafío para los guionistas. El escritor de En la mente del asesino dice que no sabe dónde está la frontera entre que la información le resulte accesible al espectador y no faltar a la verdad. “Muchas veces sé que lo hacemos, y precisamente lo hacemos para que el espectador no se pierda”, señala aclarando que es más fácil simplificar que dar una larga explicación. Sobre la narración, Soriano explica que lo que hace es: “Coger la historia real e intentar diseccionarla, que no significa ni manipularla ni alterarla la verdad, para de alguna manera mantener ese interés por parte de la audiencia”.
José Miguel Mulet: “El problema en la vida real es que no todos los laboratorios forenses están tan equipados, ni tienen tantos recursos, ni siempre se coge al responsable”
Un recurso que se usa mucho en las series es unir varias figuras en un solo personaje. “Para no llenarla con 800 técnicos pues normalmente nos quedamos con uno”, dice Holgado sobre las escenas del crimen. Además, apunta que las veces que ha hecho esto no menciona el cargo pero en la narración se da por hecho que esa persona es la que se encarga de la parte científica o de la parte forense. Sobre esto, la guionista de documentales recalca que no se puede contar la escena del crimen como en la realidad. “No terminarías nunca, no tendrías presupuesto para poner a toda la gente que interviene en el proceso y sería muy feo”, expone. Así, explica que una escena del crimen es “una cosa muy fea y muy sucia de ver”.

En la escena del crimen suelen trabajar varios profesionales, según explica La medicina en las series de televisión de Toni de la Torre. Entre ellos están la policía judicial, investiga y detiene acusado, la científica, recoge pruebas y analiza, y los forenses, que en España no forman parte del equipo investigador. Sin embargo, como explica Eva María Boillos, inspectora jefa de sección de la Brigada Provincial de Policía Científica en Las Palmas, en la ficción la policía científica pareciera que es un forense ya que se mezclan funciones.
Fernando Verdú: “Eso de que se puede conocer la data (la fecha y hora) de la muerte, no es cierto en absoluto”
Otro aspecto a destacar en las series es el tiempo. El guionista de Acusados expone: “Siempre llegan los resultados de análisis cuando más lo necesita el policía”. En cambio,
Manuel Luis Zumbado, perito veterinario en cuestiones médico-legales, señala que no es real pensar que se puede resolver un asunto forense en cinco minutos con meter una muestra en una “maquinita”. La inspectora de la policía científica dice que la agilidad no es real porque no son tan rápidos.
Además, José Miguel Mulet, doctor en Bioquímica y biología molecular y autor del libro La ciencia en la sombra (muestra las estrechas conexiones entre la investigación criminal y la creación de ficciones) comenta que en la ficción los analistas extraen ADN de cualquier objeto como “un cabello sin bulbo, una mancha minúscula, una fibra textil de la ropa del delincuente”. Esto en realidad no es siempre posible. Sin embargo, en las series se muestra que los forenses trabajan con “todos los recursos posibles, el último equipamiento y siempre cogen al malo''. Esto genera falsas expectativas a los familiares de las víctimas. Como asevera Fernando Verdú, profesor de Medicina Legal y Forense y Ética Médico de la Universitat de València, se intenta hacer creer que se pueden hacer muchas cosas, pero siempre se exagera.
Efecto CSI
La serie americana fue el detonante de este tipo de piezas audiovisuales. En el estudio La televisión y la idealización de la criminalística. El segundo efecto CSI y sus consecuencias en la universidad se afirma que CSI “es responsable de la transmisión masiva de conocimientos acerca de la criminalística y las ciencias forenses y por tanto, de su popularización”. María José Catalán, presidenta de la Asociación de Psicólogos Forenses de la Administración de Justicia, dice: “Hemos detectado que todas esas series han movilizado a muchos estudiantes a estudiar criminología, estando poco o nada definidas sus salidas profesionales”. Verdú, está de acuerdo con que no hay salida laboral para ese grado. Para él, un doble grado en Derecho-Criminología, Psicología-Criminología es admisible. “Aisladamente no debería ni ofrecerse en las universidades”, añade tajantemente el profesor de la universidad valenciana.
La Dr. Anna Barbaro, genetista forense, criminalista, profesora de Ciencias Forenses en la Sapienza Universidad de Roma y fundadora de WAWFE (Asociación Mundial de Mujeres Forenses Expertas), explica que la realidad es muy distinta de la ficción en televisión. En su caso, ha tenido estudiantes de grado y posgrado en ciencias forenses que se sintieron “muy mal durante las autopsias o a la vista de un cuerpo putrefacto”.
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